miércoles, 2 de mayo de 2018

Un atentado terrorista contra la dictadura de la corrección política


Cuando una novela comienza su muy esperada misión desde la primera página con la serena obsesión de un asesino en serie, sabes que ésta desarrollará una gratificante metástasis a lo largo de las páginas que quedan por leer.


Fue una desencarnada reseña de Beto Ortiz la que me dijo todo lo que yo necesitaba saber para salir corriendo a comprar El cine malo es mejor, de Javier Ponce. Ante la falta de tiempo para buscarla en librerías lejos de mi casa y mi centro de trabajo, tuvo el autor la amabilidad de hacérmela llegar. Ya en mis manos, la breve solapa introductoria no hizo más que añadir leña al fuego.

"Esta novela-disparate es un atentado terrorista contra la dictadura de lo políticamente correcto. Aquí no hay eufemismos: Las cosas son lo que son. Un enano, una gorda, un homosexual, un negro y un extranjero viven presos de sus estúpidos rencores. Liderados por un psicólogo sin escrúpulos ejecutarán la venganza que promete reparar sus cerebros podridos por el rechazo. Una fiesta de horror y violencia. Pero no por eso deja de ser una fiesta".

La dictadura de la corrección política no solo es un cáncer en el mundo real sino también en el de la creación artística, terreno que yo considero sagrado. Al final, el mundo real no es mi jurisdicción: la ley de la selva impera en él. Pero no se metan con el arte. ¡Ahí sí chocan conmigo! Por esta razón, siempre estaré encantado de colaborar con quienes se resisten a ceder ante esta nefasta policía del pensamiento que ha emulado -y superado en su fanatismo- a los religiosos más dogmáticos.