Fotógrafía: Estefanía P. Lanfranco |
"SER POETA ES PENSAR EL MUNDO Y LA VIDA DE UNA MANERA DISTINTA, AUNQUE EL LENGUAJE SEA NUESTRO OBSTÁCULO"
Entrevista por: Mirtha
Mansilla
Nieto*
Willy Gómez Migliaro es considerado uno de los poetas más importantes del
Perú e Hispanoamérica de las últimas décadas, nació en Lima-Perú
el 13 de agosto de 1968. Ganador del premio hispanoamericano de
poesía Festival de la Lira 2015. Ha dirigido las revistas de poesía
Polvo
enamorado
(1990-1992) y Tokapus
(1993-1996). Así mismo ha publicado los libros de poesía Etérea
(2002), Nada
como los campos
(2003) y La
breve eternidad de Raymundo Nóvak
(2005), todos bajo el sello Hipocampo Editores; Moridor
(Pakarina Ediciones, 2010), Construcción
civil
(Paracaídas Editores, 2013), Nuevas
Batallas
(Arteidea Editores, 2013), Pintura
roja
(Paracaídas Editores, 2016) Lírico
puro
(Hipocampo Editores, 2017), Construcción
civil
(De La Lira Ediciones. Cuenca, Ecuador, Junio 2017), Nuevas
Batallas,
reedición en México (Mantis Editores, 2017), Lírico
puro
reedición en Chile (Editorial Deriva, 2018). Este 2019 se reeditarán
en México, Chile y Colombia Moridor
& otros poemas.
Entre
los libros de investigación ha sido compilador del libro OPEMPE,
relatos orales asháninka y nomatsiguenga
(Editorial AndesBook, 2009) y Cholos,
13 poetas peruanos nacidos entre el 70 y el 90 (Catafixia,
2014).
Sus
poemas han aparecido en importantes revistas hispanoamericanas y
europeas. Ha sido publicado en diferentes antologías de poesía
nacionales e internacionales. Actualmente es profesor de literatura,
escritura creativa y asesor literario.
- ¿En qué momento de tu vida descubriste al poeta que hay en ti?
Desde
niño escuchaba voces y cantos en mi mente. El miedo me acechaba, así
que un día me vi escribiendo. No sabía qué era la poesía (creo
que hasta ahora no lo sé) menos lo que era un poema. Solo sabía que
mientras escribía, era un niño feliz como hasta ahora. A los
catorce años visité los talleres de poesía de la UNMSM y ahí
conocí y escuché por primera vez a los poetas Marco Martos, Pablo
Guevara, Hildebrando Pérez quienes me abrieron un panorama sobre
poesía. Luego, con los años, me junté a Washington Delgado,
Antonio Cisneros, Rodolfo Hinostroza, Juan Ramírez Ruiz, Enrique
Verástegui, Dalmacia Ruíz Rosas, Róger Santiváñez, Domingo de
Ramos y Montserrat Álvarez. Todos grandes poetas de quienes aprendí
que yo debería ser el mejor. Vivo agradecido, aunque ahora ya no
aporten nada a mi escritura poética.
- En tu opinión, ¿Qué es ser poeta?
Ser
poeta es pensar el mundo y la vida de una manera distinta, aunque el
lenguaje sea nuestro obstáculo. Así de simple.
- ¿Hacia dónde crees que va tu escritura poética? ¿Qué tan controversial es tu escritura?
Alguna
vez dije, y me reafirmo, que mi escritura va de
un Frankenstein a otro Frankenstein; por lo tanto,
siempre estará perdida en el universo por más que yo sienta que es
un acto y un discurso esencialmente político o de que me apodero de
la realidad toda. Esa es su controversia.
- ¿Cómo es tu proceso de creación al escribir poemas?
Siempre
estoy escribiendo, aunque no necesariamente poemas. No hacerlo sería
mi primera muerte. Desde que despierto mi mente es una maquina
poética. La salud es primero en mi proceso de concebir el poema. El
desayuno, donde un buen café fluya por mis venas, un par de panes
con queso o mantequilla, suficiente. Frutas y frutos secos. El
almuerzo es importante, y si es pescado con ensaladas, mejor. Claro
está, la espumante cerveza fría. Hacia las seis de la tarde
meditación, caminata y luego hablar por video cámara whatsApp con
mis amados hijos Andrés y Álvaro. Amar, amar intensamente. Todo eso
es mi ritual.
- De todos tus libros, ¿con cuál te sientes más satisfecho? ¿Por qué?
Ninguno
de mis libros de poemas me gusta, y menos me releo. Soy terriblemente
insatisfecho, pienso que no hubo una buena construcción con aquello
que publiqué. Siento que no termino el poema que deseo y que sigo
escribiendo. Sin embargo, allí están mis libros que son de otros.
- ¿Cómo crees que la poesía ha ido evolucionando hasta nuestros días?
La
construcción del lenguaje de la poesía enloquece a uno, y esa es su
evolución indestructible. La poesía, oscura y subversiva, desde
Homero, es una guerra constante. Lo he dicho en otras entrevistas: la
poesía es lo que nos pasa todos los días. En mi libro Nuevas
batallas están
escritas algunas reflexiones sobre la poesía y su evolución en el
mundo. Poesía es revolución.
- Sé que estás preparando un libro, ¿nos puedes contar un poco sobre ello?
Tokapus
es
un libro de poemas que empecé a escribir desde el año 2015 y que
creo haber finalizado el 2018 del año pasado cuando estuve viviendo
en Paucartambo-Cusco. Es un extenso poema de amor de los peruanos
(eso creo) y de lo que hemos heredado como Colonia. Son cantos de un
profesor de Historia del Perú de educación secundaria, verborreíco,
desolado y alcohólico, pero lleno de esperanzas. Un libro de 300
páginas construido desde nuestras mentiras como peruanos y que
termina (vaya pretensión) con un extenso canto sinfónico
pre-colombino. Ni yo mismo sé lo que he hecho. Será un libro que no
publicaré definitivamente, sino que será entregado a algunos amigos
como regalo o tal vez lo done a alguna universidad.
- En tu libro de poemas Pintura roja despliegas los colores y sus contrastes para producir un lenguaje lleno de imágenes. Sé que partiste de un ensayo sobre el arte de la pintura. ¿Cuán cierto es eso?
Las artes plásticas
o la pintura siempre me fascinaron. Hacia 2010 encontré algunos
ensayos que creí perdidos en uno de mis cuadernos sobre los grandes
pintores clásicos. Había uno de Rembradt, Caravaggio, Monet y el
cuarto del gran pintor peruano a quien admiro David Herskovitz.
Eran ensayos apasionados donde el discurso del color y el movimiento
volaban. Cuando intenté corregir, los ensayos se fueron
metamorfoseando, y de pronto pasé de la Escuela cusqueña a la
plástica de los años 80 en el Perú; de Cézanne a Wilfredo Lam;
del surrealismo de Max Ernst al expresionismo alemán de Kirchner; y
de las instalaciones “posmodernas” de Tim Rollins o Richar Prince
al romanticismo de Delacroix. Cada viaje que yo hacía era obligado
recaer en algún museo, así que mientras escribía Pintura
roja,
me sentía un pintor o en su efecto, creía ser un curador montando
una muestra en mi propia galería. Así nació Pintura
roja,
del robo de imágenes. Recuerdo haber estado en un estado de
excitación, locura y placer mientras escribía este libro de poemas.
- Ganaste uno de los premios más importes el Premio Hispanoamericano de Poesía La Lira de Oro con tu libro de poemas Construcción civil en el 2015. Cuéntanos esa experiencia.
Es
un premio importante, qué duda cabe, pero yo no creo en los premios
literarios. Sin embargo, la alegría fue inmensa. En el 2015
Margarita, la madre de mis hijos, hizo el envío de cinco libros de
Construcción
Civil
editado bellamente en el 2013 por Paracaída Editores de mi amigo
Juan Pablo Mejía. Solo supe que lo había enviado cuando salieron,
meses después, los 11 finalistas. Luego la llamada del presidente
del Festival de La Lira en la que se me comunicaba que me había
alzado con el premio; inmediatamente a viajar para la premiación,
luego los viajes, las entrevistas; en fin toda una locura para quien
nunca en su vida se había ganado, ni siquiera, una rifa de sorteo.
- Has vivido varios años en comunidades asháninkas y nomatsiguengas de la Selva central del Perú. ¿Qué aprendiste de ellos y cómo influyó en tu escritura?
Fue
en el 2008 que me fui a las comunidades de la Amazonía Central del
Perú, gracias a mi amiga Jhenny Muñoz Hilares, dirigente asháninka
y teniente alcaldesa del Distrito de Río Negro en la ciudad de
Satipo, quien me invitó. En un principio ella tenía en mente
realizar un documental sobre los desplazamientos y retorno de los
asháninkas y los nomatsiguengas a sus comunidades de origen después
de terminada la guerra que lideraron los grupos levantados en armas
Sendero Luminoso y el MRTA contra el estado peruano y su falsa
democracia. Yo iba a escribir el guion, sin embargo, no advertimos el
gran dolor que había en nuestros hermanos. Lo que percibí era que
ellos solo querían olvidar y vivir el reencuentro con sus
familiares. Estaban buscándose todavía. Una noche mientras viajaba
a una comunidad notmasiguenga a donde mi amigo el dibujante y pintor
Mabanga Kasanyo (Domingo Casancho) me había invitado, tuve una
visión y me convertí en un recolector de relatos, mitos, leyendas
amazónicas asháninka & nomatsiguenga. Producto de esa aventura
y en complicidad con profesores bilingües de dichas comunidades y
agrupados en AMABICEC, publiqué un libro llamado OPEMPE, Oshintsinka
noñane (El poder de mi lengua). La filosofía amazónica de la selva
central del Perú, estrechamente ligada a la conjunción con la
naturaleza, sigue constituyéndose, también, en un aporte a la
antropología, sociología, literatura, lingüística y demás
disciplinas. Allí aprendí a escuchar y a tener el respeto por el
otro. Definitivamente esa forma de contar de los asháninkas y los
notmasiguengas fragmentó mi forma de escribir poemas.
- En el 2018 viviste en Cusco. ¿Cómo ha sido tu experiencia de docente en Paucartambo y Sunchubamba?
Mi
relación con el mundo andino viene por mi abuela Isabel Tello,
oriunda de Abancay y de mis lecturas de las obras de José María
Arguedas. Llegué al Cusco casi huyendo de Lima. Había mucha pena en
mí. Además ya mantenía conversaciones desde enero del 2018 con mi
amigo el poeta Osman Alzawihiri quien vivía en Sunchubamba y
trabajaba como profesor en la comunidad de Ninamarca. Fue él quien
me animó a venir a Paucartambo a despenarme, y así lo hice.
Inmediatamente busqué la ayuda necesaria en los ancianos y maestros
quienes me guiaron por el buen sendero. Luego me hice maestro rural
en la I.E. Gral. Juan Velazco Alvarado de Sunchubamba; a la vez
alternaba mis investigaciones con las máscaras de Paucartambo del
artista y colega Eloy Cuadros, así mismo con mis alumnos nos
volvimos recolectores de mitos, leyendas, relatos de la provincia de
Paucartambo. Toda la filosofía andina se apareció en mí de forma
natural, sin embargo, ya no era el mundo de mi abuela ni el mundo de
Arguedas. Mi visión romántica despertó hacia el mundo real de las
brechas sociales, de la ilegalidad, de lo inclasificable que logramos
ser en nuestros procesos de identidad y del olvido en que nuestras
provincias siguen creciendo o destruyéndose desde dentro.
- ¿Crees que se debe separar al ser humano de su obra poética?
En
estos tiempos modernos o posmodernos o como quieras llamarlo, no
podemos seguir teniendo la visión arcaica del poeta. Entendamos que
éste es un ser humano como cualquier hijo de vecino y no lo exime de
ninguna responsabilidad frente a sus actos. Yo detesto la estupidez
humana.
- ¿Qué esperas lograr como escritor o poeta?
La
poesía me enseña a dar o entregar, y trabajo duro para reproducirme
en esa visión bellamente política. Como escritor y poeta, en
verdad, no espero nada.
***
*Mirtha Rosario Mansilla Nieto
(Lima-Perú, 18 de enero de 1 971) Ha sido publicada virtualmente en
el blog literario del poeta Willy Gómez Migliaro, “Lamula.pe”,
en el blog “Ángeles del Papel”, de Michael Jiménez Melchor y en
diferentes páginas peruanas y extranjeras que difunden la poesía.
Ha participado en diferentes recitales de la ciudad de Lima, como;
“Festival Amarte” en Feria de Libro Amazonas del Cercado de Lima,
en el XIII Recital de poesía “Palabras sin Fronteras” de la
Universidad Ricardo Palma y en los Viernes Literarios de Juan
Benavente Díaz. Ha sido publicada en Palabra en Libertad y sed de
trotamundos de “Amantes del País Ediciones” cuyo director es
José Beltrán Peña, así como en las antologías de los libros
“Versos en su Tinta” y “Amor poético” de Sociedad peruana de
poetas” selección de Martha Crosby Crosby. Publica su primer
poemario Otoño
en diciembre
(Ángeles del Papel Editores, 2018).