miércoles, 6 de junio de 2018

Las bobbers




Son varias las teorías sobre el origen de las bobbers o motos "calatas", como las llamaríamos en dialecto peruano. Aquí abordaré una sobre estas pesadas motos del estilo cruiser a las que se les ha arrancado todas las piezas prescindibles, buscando quizá mayor velocidad pero sobre todo un look bastante distintivo y caprichoso.

Aunque ya en la década de 1920 corrían bobbers en las larguísimas carreteras de los Estados Unidos, fue recién después de la Segunda Guerra Mundial que cobraron auge. Jóvenes fanáticos de las inmensas motocicletas Harley Davidson se encontraron con modelos mucho menos voluminosos en los campos de batalla europeos. El descubrimiento de estas motos simples se sumó a los ricos conocimientos técnicos que estos muchachitos adquirieron en las fuerzas armadas. La palomillada de garage abrazó la técnica y así se fue gestando una genialidad norteamericana. ¿Les suena familiar? Cruzaron el océano de vuelta a casa ansiosos por coger las herramientas y convertir sus motos en algo que que ni ellos mismos tenían claro. Solo sabían que sería algo nuevo. Esa es la osadía grabada con fuego en el espíritu estadounidense.

"A ver, le sacamos el parabrisas y el guardafango delantero. Hmmm, pero ahora nos caerá el barro en la cara. ¡No importa! ¿de qué sirve una cara limpia? ¿Le quitamos también el guardafango trasero? ¡Yes! ¿por qué no? Vamos a quitarle también los espejos retrovisores. Dicen que es peligroso pero en la moto puedes voltear a mirar, ¿no? Además, hemos vuelto de la guerra con vida y no estamos para tener miedo de morir en una pista... ¿Sabes? El asiento es demasiado grande, mejor también lo desechamos y colocamos una silla de montar como las de los vaqueros. A propósito, quitemos también la suspensión. ¿Y qué hacemos con los protectores de piernas? Pues ya sabes qué hacer. ¿También a la basura? Sí."

Kawasaki fabricó el modelo Vulcan en Japón para el mercado americano. En EE.UU. muchos se refieren despectivamente a las motos japonesas como "métricas" porque en Japón no se usa el sistema imperial, su mano de obra es más barata, muchas motos japonesas contienen plástico y, por último, la estética de éstas se aleja del Viejo Oeste y es más bien futurista. Es curioso como una simple moto puede decirnos tanto sobre la concepción del mundo que impera en la nación que las fabrica. La Vulcan, sin embargo, marca la velocidad en millas y tiene toda la estética clásica americana que a mí me cautiva. Es el pragmatismo hecho moto.

También la mía (ver foto) ha sido "bobeada" (el verbo inglés "bob" quiere decir cortar o reducir) y es un placer sentirla como una sola pieza de fierro al montarla. Es un placer mayor aun -ilógico, absurdo como todos los grandes disfrutes de un hedonista- llegar a mi destino con el casco, el pecho y parte del rostro cubiertos de barro.