sábado, 15 de septiembre de 2018

domingo, 9 de septiembre de 2018

Continúa la captura


Me siento muy agradecido con mis lectores por la gran acogida de Capturas de escafandra en la FIL Lima y FIL Cusco. Ahora también en la FIL Tarapoto.


Mi libro se encuentra en Librería SurLibrería El VirreyLibreria RocinanteEditorial ApogeoCalle de Libros y directamente a mi correo. Un gran abrazo a todos.

jueves, 6 de septiembre de 2018

Poesía completa de José María Eguren


Y soñé, de un templete bajaban
dos dulces bellezas matinales;
y oí melancólicas hablaban
de las nobles dichas forestales.

José María Eguren inventó una minicámara fotográfica del tamaño de un dedal con la que capturaba retratos y paisajes circulares de apenas un centímetro. Sus fotografías y pinturas vienen a ser apenas la punta del iceberg de los universos que expandió por medio de las letras, donde al no existir estímulos visuales -pero tampoco las limitaciones a las que nos condicionan dichos estímulos- el lector debe construir sus propias imágenes.
Como buen amante obseso de la estética, supo coronar sus obras con títulos que terminaban de envolver el concepto de cada una. Tres muestras de ello son Simbólicas, Rondinelas y La canción de las figuras. Los cabos sueltos no existen en el universo de Eguren, ya que sus diminutas fotografías, su estilizada pintura y su orfebrería verbal apuntan todas en una sola dirección: fuera de este mundo. Sus títulos bien nos lo advierten.
Obstinado solitario, de aquellos que solo encuentran goce en el silencio de su propia obra, se mantuvo siempre apartado de la intelectualidad de su generación, así como del ambiente literario. Prefería él caminar solo por las afueras de Lima, incontaminado y reconfortado por su minicámara y su libreta de apuntes, a veces también cargando con un lienzo y sus pinceles.
Me pregunto si aquella distancia que marcó del resto de seres humanos tuvo que ver con la unicidad de sus composiciones. Es lo yo que percibo al sumergirme en esos mundos paralelos que parecen siempre abrirse por primera vez ante el lector. Sus escritos son lo más parecido a una selva virgen que se pueda encontrar en poesía, y aun después de revisitarlos, nos siguen dejando en la boca un sabor a nuevo, a incorrupto, a lo que nunca antes fuera tocado por el goce de los sentidos. Quizá por eso enamora tanto la poesía de Eguren: es un libro mágico que solo existe al abrirlo y que vuelve a la no existencia cuando lo cerramos, o como en mi caso, cuando nos quedamos dormidos leyéndolo.

MARCHA FÚNEBRE DE UNA MARIONETTE
Suena trompa del infante con aguda melodía... 
la farándula ha llegado de la reina Fantasía; 
y en las luces otoñales se levanta plañidera 
la carroza delantera. 
Pasan luego, a la sordina, peregrinos y lacayos 
y con sus caparazones los acéfalos caballos; 
va en azul melancolía 
la muñeca. ¡No hagáis ruido!; 
se diría, se diría 
que la pobre se ha dormido. 
Vienen túmidos y erguidos palaciegos borgoñones 
y los siguen arlequines con estrechos pantalones. 
Ya monótona en litera 
va la reina de madera; 
y Paquita siente anhelo de reír y de bailar, 
flotó breve la cadencia de la murria y la añoranza; 
suena el pífano campestre con los aires de la danza. 
¡Pobre, pobre marionette que la van a sepultar! 
Con silente poesía 
va un grotesco Rey de Hungría 
y lo siguen los alanos; 
así toda la jauría 
con los viejos cortesanos. 
Y en tristor a la distancia 
vuelan goces de la infancia, 
los amores incipientes, los que nunca han de durar. 
¡Pobrecita la muñeca que la van a sepultar! 
Melancólico un zorcico se prolonga en la mañana, 
la penumbra se difunde por el monte y la llanura, 
marionette deliciosa va a llegar a la temprana 
sepultura. 
En la trocha aúlla el lobo 
cuando gime el melodioso paro bobo. 
Tembló el cuerno de la infancia con aguda melodía 
y la dicha tempranera a la tumba llega ahora 
con funesta poesía 
y Paquita danza y llora.