martes, 19 de marzo de 2019

La libertad de expresión, La polla records y Mecano

Fotografía: Fernando Alvarado
Hablemos sobre rock y pop hispano.
Mientras que canciones de Mecano como Naturaleza muerta llegaron a convertirse en himnos para mis oídos, nunca soporté a La Polla Records. Para mi gusto, su sonido fue siempre demasiado punk, y sus letras, demasiado políticas. Lo que me encanta de esta vieja banda es su atrevimiento. En 1979 saltaron a los escenarios reventando de euforia y rabia, haciendo oídos sordos a todos los sectores de la crítica e involucrándose en mil problemas por seguir en sus trece, hasta su separación en 2003 debido a "una bronca estúpida entre niños de 40 años", como define el vocalista Evaristo Páramos.
(A quienes no conocen cómo funciona el mundo de los músicos, escritores y otros artistas, les diré que borren de sus mentes cualquier imagen de madurez que puedan albergar. En lugar de eso, imaginen un aula de sexto de primaria donde encierran a los preadolescentes más despiertos, pero más insoportables de todo el colegio. Eso, en esencia, es lo que somos).
En palabras de Evaristo Páramos:
"La izquierda se ha azucarado y la derecha se está lanzando. El espectro político lo hemos movido hacia ese lado y el centro ya no está donde estaba, hemos vuelto de 'El Planeta de los Simios' y ha cambiado la historia".
Ante las quejas de los jóvenes políticamente correctos sobre el nombre de la banda:
"Lo de la polla es muy machista, ¿no? Bueno, que no me prohíba la izquierda lo mismo que me prohibía la Guardia Civil, porque conmigo ya llegan tarde. Me molesta que me ordenen que cambie mi lenguaje, para mí eso es lo último. A cuenta del rollo religioso, del franquismo y del pueblo, me costó tanto decir 'hijo de puta' que ahora no pienso quitarme".
Es esta misma izquierda joven y privilegida -muchas veces furiosa sin razón alguna- la que armó un escándalo por una antigua canción de Mecano donde aparece el término "mariconez".
María Villar y Miki, dúo concursante de un concurso televisivo de covers, debían cantar Quédate en Madrid, tema de Mecano, y anunciaron, tajantes, que reemplazarían esa palabra. "Yo no voy a decir 'mariconez' porque es un insulto muy homófobo". La banda de Ana Torroja presentó su canción en 1988, como parte de su álbum Descanso dominical, y "si bien saltó la censura de su época, parece que no ha sobrevivido al cambio de milenio. ¿Es que ha envejecido tan mal la canción del grupo madrileño o es víctima de la corrección política mal entendida? La polémica, como siempre, se ha trasladado de la academia a las redes sociales", señala la periodista Noelia Fariñas.
(Las cosas en las que pierde el tiempo la academia. Esas nimiedades deberían dejárnoslas a los profanos en las redes sociales).
Continúa Fariñas en su entrevista a Ana Torroja para El país:
"Muchos aplauden la decisión de la joven madrileña, mientras que otros lo consideran una exageración. La respuesta más reveladora llegaría de la mano de la intérprete original, y miembro del jurado de esta edición, Ana Torroja. 'Mecano, tanto como grupo, como cada uno por separado, siempre ha defendido la diversidad, el amor libre, la libertad de expresión y un largo etc., y además tiene uno de los himnos más bellos escritos nunca defendiendo el amor homosexual: Mujer contra mujer', explicaba en la foto en Instagram que ha publicado la artista en las últimas horas. 'No confundamos insulto homófobo con expresión coloquial. Cuando la expresión dice: siempre los cariñitos me han parecido una mariconez, quiere decir que siempre los cariñitos le han parecido una tontería, bobada, estupidez y hasta cursilería'".
(Al final, Ana Torroja y los exMecano, veteranos tanto de la música hispana como de la libertad sexual, hicieron prevalacer el derecho de autor y no permitieron que se cambiara la letra a su canción. Mientras María y su compañero Miki cantaban, él tuvo que pronunciarla y varios chicos y chicas del público cantaron "estupidez" para tapar esa palabra que ahora les suena a conjuro diabólico. Ana Torroja vigilaba cuidadosamente desde sus audífonos que no se les ocurriera a este par de principiantes incumplir con el contrato y censurar su tema de 1988).
A mí me parece absurdo que la vocalista de una banda ya extinta tenga que aclarar puntos así de ociosos para una generación tan suceptible como enfrascada en las banalidades del idioma.
¿En qué diablos nos estamos convirtiendo?
En la foto, el rostro de Evaristo lo dice todo.