miércoles, 2 de mayo de 2018

Las motos y los hombres


Es indiscutible que para dominar una moto -sobre todo ciertas motos- se necesita la talla y la fuerza que solemos tener los hombres. Difícilmente una chica podría andar en una Electra Glide o una Boulevard de 1800 cc. Sin embargo, de ahí a argumentar que "las motos son cosas de hombres" o que "te hacen más hombre" hay una inconmensurable distancia que cae en ridiculez infantil. En EE.UU es común ver a venerables abuelitas en tremendas Harleys, y cada vez veo más en nuestro país entusiastas chicas a bordo de pisteras con más de 200 cc. 

Ser motero no te hace más valiente, no te hace más interesante y definitivamente no te hace más hombre. Es una pasión muy íntima con la que muchos seguimos embobados porque no podemos escapar. La emoción y el bienestar emocional que nos regalan estos vehículos de dos ruedas son demasiado intensos como para atrevernos a renunciar a ellos, incluso cuando esta pasión/adicción nos cueste huesos rotos de vez en cuando. 

En la foto: una chica -hoy abuelita- haciendo uso y abuso de su libertad a bordo de su moto (¡como debe ser!)

No importa si la moto me mata algún día porque ya cumplió con salvarme.