lunes, 31 de diciembre de 2018

Una lectura íntima -y muy limeña- de Respirar




Algo que no deja de sorprenderme de la poesía de Julio Barco es la forma en que abraza su ciudad. A algunos escritores, Lima nos parece un lugar tan antiliterario que preferimos ni mencionarla cuando escribimos. Nuestra capital es, para mí, una ciudad que simplemente debo soportar porque aquí está mi vida, pero no veo las horas de volver a irme muy, muy lejos de ella.

Julio, en cambio, ha cogido este caos urbano por las astas y ha construido con base en él una estética que siembra belleza donde no parece haberla, e incluso nos abre los ojos a verla en los lugares donde solemos soportar la rutina poseídos por la inercia, derrotados como quejumbrosos estetas. Uno entiende entonces su referencia a las mariposas blancas en el Río Rímac, esas que revolotean sin perder su limpia blancura sobre unas aguas sumamente turbias y malolientes. El Rímac es el río limeño por excelencia, uno que se seca, nos inunda, baja desde los Andes y muere en el Pacífico ¿Quién puede ser mas limeño que este río? Al final, es un río hablador que no siempre nos dirá lo que queremos escuchar. Eso sí, nunca se callará y su voz ha seguido hablando desde épocas prehispánicas, cuando fueron los antiguos quechuas quienes se inspiraron en su cauce.

Si nada parece ser bello, escudriñemos un poco: siempre habrá algún tipo de mariposa blanca si queremos verla. A veces, un libro puede ayudarnos a encontrarla.

¿CÓMO FUNCIONA LA IMAGINACIÓN?

Yo estoy atravesando por mi propio delirio
Y mi delirio es fluidez incesante, apertura de ojos

Yo sé que miras
el brillo de tus lustrados zapatos / tus cuarteados sueños
simultáneamente gime el Rímac
Y esta es la música mientras
desaparezco caminando entre ambulantes en Puente Nuevo
Y no hay fin porque me agito y sereno
me angustio y hablo y observo
Y yo sé que todo esto nos destruye.

Me desato sobre los cuerpos,
bullendo,
Todos los caminos son mi rostro
Vía Evitamiento
sudoroso & bifurcándose

Hablo gimo desde la sangre
Y yo sé que todo esto nos destruye
y nos ata
Todo es una ciudad- una ciudad infectada y
también es mi cuerpo.
Y mi lengua.