miércoles, 12 de diciembre de 2018

Solo soy feliz cuando llueve


Era 1995 y el grunge había matado al metal, por decirlo de alguna manera. Ese mismo año, Metallica decepcionó a muchos de sus fans con el álbum Load, donde aparece la entrañable canción “Until it sleeps”. Los ochenteros acérrimos que extrañaban el thrash y el heavy se hallaban horrorizados ante estos Metallica de cabello corto y videoclips de MTV.
Por aquel entonces, Shirley Manson -cantante y muñeca de porcelana escocesa que había asombrado en la banda Angelfish- se incorporó a Garbage, experimento americano en busca de vocalista. Yo recuerdo el sonido de Garbage y me es imposible separarlo de la estética con que MTV nos inundó en los noventa: escenas surrealistas que acompañaban melodías crudas y letras de adolescente desasosiego.
Mientras la voz de Shirley canta que es feliz solo cuando llueve, que sonríe solo al oscurecer y que goza de andar en lo más alto de una profunda depresión, Butch, Duke, Steve y Eric hacen llover la guitarra, el bajo y la batería sobre estas frescas confesiones. “Vuelca tu miseria en mí” es lo que repite Manson, para que el coro de sus compañeros la secunde, todo mientras destruyen juntos lo que parece ser un estudio cinematográfico abandonado. Afuera, un ente demoniaco baila sobre el pasto.
Aquel sombrío glamour marcó una época en la que la frase “el rock entra por los ojos” cobró mayor vigencia que nunca. No me sorprendería ver entonces, años más tarde, a Shirley en el papel de robot asesina en la serie Terminator: las crónicas de Sarah Connor. Era muy histriónica en sus bizarros videoclips. Esta diva de la Generación Prozac tuvo siempre ese perfil de cantante actriz que otros músicos de la época, como Marilyn Manson y Anthony Kiedis, supieron aprovechar con muy decentes apariciones en series y películas. Incluso hoy, cuando duermo, vienen videoclips de canciones como ésta a mi mente, aunque casi siempre sin sonido alguno.